22 jul 2010

LA MUERTE DEL AMOR...



La Muerte Del Amor…
Todos...
somos parte para un triunfo o una derrota, en el aspecto que sea.
Cuando se trata del amor,
es un reloj a contratiempo en el arte de saber cuidar al amor,
en el saber rescatarlo del tiempo justo de la rutina aburrida,
rutina de decir “TE AMO”,
aunque ése TE AMO,vaya con todo el amor del mundo…
¡A veces no alcanza!
El amor no se genera ni sustenta de palabras,
pretextos o de desvaídas “promesas”,
jamás cumplidas, sólo se mantiene vivo,
por la voluntad y el hacer de ambos,
por la genuina ilusión, esencia ésta de la que el amor se alimenta.
Decir sin actuar,
es como tener en las manos lo más valioso del mundo y dejarlo ir,
quedando en la mente el recuerdo y la frustración de no poder salvarlo.
¿Termina el amor?..
No…
No termina…
Lo dejamos morir lenta y dolorosamente,
limitándonos sólo a decir, sin hacer.
Y llega así el momento de buscar culpables,
para poder sobrellevar ésta muerte del modo más fácil...
Aliviando así...
los reclamos del alma y la censura de nuestra conciencia.
Usamos nuestras armas más letales sabiendo que son poderosas.
¿Porqué?
Porque conocemos todo de nuestra pareja,
sus debilidades, sus puntos más vulnerables,
sus ansias, sus sueños, y sus esperanzas,
queremos destruirlo todo en ése mismo instante.
El enojo, la rabia, la desilusión y la impotencia,
pueden llevarnos,
a hacerle un daño profundo a la persona que más amamos,
por el equivocado hecho de...
quedarnos pendientes de los “errores” del otro,
olvidándonos por completo que el otro también siente, también llora,
que tiene una vida diferente y única a la de todos los demás.
Nos olvidamos de preguntar, de hacer concesiones, de amar,
nos olvidamos de esos detalles que hacen enamorar.
Dejamos en el arcón del olvido la dulzura...
Para comenzar a entrar en una etapa de frialdad, de distancia,
de alejamiento e indiferencia,
donde las palabras se transforman en dagas...
¡Que hieren la piel!
¡Desangran el alma!
Convertimos cada palabra,
cada gesto que hacemos, en un campo de batalla,
donde el único objetivo es “matar”…
Pero claro…
El amor no muere, sólo está en guerra…
El orgullo mal empleado,
y la necia idea de pretender ser dueños de la verdad,
de tener siempre la razón…
De ver quién dá más y quién dá menos…
Quién ama más y quién menos,
de reclamar lo que hicimos o dejamos de hacer en nombre del amor,
sin detenernos a analizar,
que es lo que nosotros estamos aportando de nuestra parte,
a fines de sustentar y sostener la relación intentando mejorarla,
o si lo que hacemos es limitarnos a ganar la “guerra”.
Perdemos de vista y...
en múltiples oportunidades se nos olvida,
que lo único de debería importar es: ése bien tan preciado,
tan inagotablemente valioso llamado AMOR, ése amor de los dos,
que construimos día tras día, que nos acompañó año tras año,
que se fue haciendo cada vez más fuerte,
no obstante las complicaciones que se presentaron en nuestra relación,
de querer besarte, de querer acariciarte, sentir tu piel…
¡Y no poder!..
Si bien,
cuando comenzamos una relación, ambos sabemos que el amor es así,
que llega cuando menos lo esperamos,
a veces incluso en las situaciones más imprevisibles,
y que sólo nos queda abrir los brazos y recibirlo, aceptarlo,
aún sabiendo que ése amor puede llegar a herirnos…
Deberíamos aprender a dejar atrás los miedos de no querer enamorarse,
y confiar...
En que el amor...
¡Es lo más bello del mundo si de a dos se lo sabe cuidar!..
Adagio
(Derechos Reservados)

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